Una vez que la
noticia de la muerte del destacado futbolista ecuatoriano, Christian “El
Chucho” Benítez, se esparció como reguero de pólvora en todo el país y se
confirmó el infausto acontecimiento ocurrido en la mañana de ayer, en un
hospital de la ciudad de Doha, capital de la República de Qatar, ubicada en una
pequeña península del golfo pérsico, la ciudadanía atacameña, como no podía ser
de otra manera, también lamentó el súbito fallecimiento del destacado delantero
ecuatoriano.
El Relacionista Público del
Municipio de Atacames, Luis Murillo Cabrera, refirió que, prácticamente, el
Ecuador se levantó con esa noticia que causó asombro y consternación.
“Lamentamos muchísimo esto. Hoy, en la hora cívica municipal, hemos guardado un
minuto de silencio en su memoria, porque se lo merecía”, señaló el funcionario.
Recordó que, como el Chucho, dos
futbolistas más habían muerto en la cúspide de su carrera, aunque estos en
accidentes de tránsito, refiriéndose a Carlos Muñoz y Otilino Tenorio.
De su lado, el colega periodista,
Damián Figueroa, reveló que, hace 20 días, Chucho Benítez estuvo en Tonsupa en
casa de Antonio Valencia. “Allí compartieron y dialogaron con las autoridades
de este cantón y hoy lamentamos la muerte de este destacado futbolista”, señaló.
Mientras tanto un humilde servidor
turístico dijo que se encontraba consternado por este hecho que causaba una
considerable baja a la selección ecuatoriana, “y enluta a distinguidas familias
de nuestra provincia. Mi solidaridad para con ellas”, dijo.
Por su parte, Leonardo Sánchez,
dirigente deportivo del Club Generación 2000 de la parroquia Tonchigüe dijo que
era una pérdida lamentable el fallecimiento del Chucho y destacó los logros
conseguidos por el deportista, añadiendo que había dejado muy en alto el nombre
del país.
Lo cierto es que una espesa nube de
nostalgia es la que se respira en todo el territorio ecuatoriano con el
fallecimiento de Crhistian “El Chucho” Benítez, quien escribió, con sus
botines, historias llenas de gloria para nuestro país, por su forma de jugar y
de estar siempre en contacto con el arco contrario, atributos que, con toda
seguridad, lo ubicarán en la delantera gloriosa del divino firmamento.
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