Algunos fueron ubicados en otras
lanchas, mientras las de ellos eran usurpadas por los antisociales.
Al menos cuatro lanchas de pescadores de la
parroquia Tonchigüe, una de Esmeraldas y otra de Súa, fueron perjudicadas por
el ataque de piratas en el transcurso del ayer martes mientras se encontraban
en faenas de pesca en distintos sectores y a diferentes distancias de la orilla.
El primer reporte de los ataques se dio a eso de las
16:30 cuando, desde alta mar, uno de los pescadores tonchigüenses que, ayer
tarde, había salido a sus diarias faenas, reportó que había encontrado a varios
de sus compañeros agrupados en tres lanchas, pues algunos piratas les habían
afectado de diferentes maneras.
Lo noticia generó alarma en la población
tonchigüense y, como suele ocurrir en casos como estos, familiares de los
afectados dieron parte a los miembros del Retén Naval, sin embargo no hubo
respuesta inmediata por parte de los uniformados, aduciendo que no tenían
lancha disponible y que comunicarían de la situación a sus superiores.
Encapuchados.
Mientras tanto, en la playa, la noche llegaba con la
incertidumbre de esperar el grupo de los pescadores afectados que venían de
alta mar, quienes arribaron, alrededor de los 19:30, ayudados por otras
embarcaciones que optaron por regresarse una vez que les encontraron y se
enteraron de lo ocurrido.
Uno de los afectados dijo que, él y su compañero, así
como uno de sus hijos y su acompañante, en otra embarcación, ya habían
emprendido el retorno, alrededor de las 15:00, hacia la orilla y como a 14
millas, una lancha impulsada por dos motores y con alrededor de 6 antisociales,
encapuchados y con armas de grueso calibre, abordaron primeramente a la lancha
de su vástago que se movilizaba un tanto más retrasada.
“Escuché que le hicieron un disparo y luego
sometieron a mi hijo y a su acompañante. Como el motor no era muy bueno no se
lo robaron, pero le quitaron la gasolina y la manguera y, luego, se dirigieron
a mi embarcación y nos quietaron el motor, gasolina y celulares, dejándonos a
la deriva”, comentó el humilde pescador.
Perjuicio.
Añadió que, poco después, los asaltantes, también
sometieron otra embarcación más grande en la que andaban tres pescadores de la
ciudad de Esmeraldas y cuya lancha era impulsada por dos motores de 75
caballos.
Allí obligaron a los tres pescadores a pasarse a la
lancha de él, añadiendo que más temprano, ya habían asaltado a otra lancha de
Tonchigüe, por lo que los antisociales, a esa hora, ya tenían en su poder, dos
motores de 40 caballos lo que fueron ubicados en el interior de la lancha
grande.
Luego de arrebatarles a los pescadores todo el
combustible, las mangueras, celulares y otros objetos de valor, los piratas emprendieron
la huida en la lancha que ellos iniciaron el ataque y en la de mayor tamaño con
los dos motores que la impulsaban.
Los 9 pescadores perjudicados quedaron distribuidos
en tres lanchas y aunque una mantuvo el motor, pues los piratas no se lo
llevaron porque estaba viejo, no podían movilizarse porque estaban sin
combustible.
Dijeron que quedaron a las deriva y pocos después
les encontró una embarcación de Tonchigüe, cuyo motorista pudo comunicarse a
tierra vía celular y dar la noticia, mientras pedía la ayuda de otros compañeros
para movilizar las tres lanchas que se encontraban a la deriva.
Más perjudicados.
Los tres pescadores esmeraldeños llegaron hasta el
puerto de Tonchigüe y horas más tarde se movilizaron, por vía terrestre, hasta
la ciudad de Esmeraldas.
Y mientras aún no se salía del asombro de lo que le
había ocurrido a estos hombres de mar, pasadas las 20:00, ingresó otra lancha
de la parroquia Tonchigüe, en la que traía dos pescadores de Súa ý un motor de
75 caballos.
Estos últimos perjudicados informaron que fueron
atacados por los piratas alrededor de las 17:00 y, aunque no se les robaron el
motor, porque se lo observaba un tanto deteriorado, se le llevaron la lancha en
la que ubicaron dos motores que, con seguridad, debieron haberse sustraído en
otros ataques, pues la embarcación tenía la capacidad para utilizar dos motores
para su impulso.
A tierra.
Dijeron que, de lo que pudieron observar, los
antisociales andaban en 5 lanchas diferentes y, en el interior de ellas, un
número considerable de motores.
Añadieron que felizmente a los pescadores de Súa los
ubicaron, con su motor, en una embarcación de Tonchigüe, a la que tampoco se le
llevaron la máquina y, una vez que los antisociales emprendieron la huida,
ellos hicieron la forma de retornar a tierra con el poco combustible que les
había quedado.
Los pescadores de la lancha de Tonchigüe dijeron que
a ellos únicamente se les llevaron el GPS, una radio portátil y la manguera de
paso de combustible. Luego adaptaron un pedacito de manguera con un galón de 6
litros y, así, pudieron llegar a la orilla.
Los pescadores de Súa, una vez que arribaron a
Tonchigüe, fueron trasladados, junto a su motor, en una camioneta hasta su
lugar de origen.
Indignación.
Lo ocurrido con los pescadores generó la indignación
de la población tonchigüense, pues luego de más de dos horas de que habían
puesto en conocimiento de los uniformados del Retén Naval, sobre lo que estaba
aconteciendo en alta mar, los uniformados no se habían movilizados a realizar
patrullaje alguno.
Un grupo de pescadores acudió hasta las
instalaciones del Retén a exigir mayor acción de los uniformados y allí la
única respuesta que se dio es que no tenían embarcación disponible para
efectuar el operativo, añadiendo que, en Capitanía de Puerto ya conocían del
asunto y que las lanchas rápidas estaban efectuando el trabajo hacia el norte
de la provincia.
Varios ciudadanos criticaban el hecho de que los
uniformados únicamente estaban para exigir que los pescadores cumplan con los
permisos, pero cuando existían emergencias como las que estaban viviendo, nunca
recibían la ayuda que en esos casos corresponde.
Preocupación continuaba.
Mientras tanto, varias familias de pescadores que
habían salido en la tarde hacia alta mar, quedaban con la preocupación de lo
que pudiese ocurrirle a sus seres queridos, pues el ataque de los piratas había
iniciado en el día y se mantenía hasta la noche, sin la esperanza de un
eficiente accionar de los miembros de la marina.
Se temía que en el trascurso de la noche del martes
y en la madrugada de ayer miércoles se reportaran más hechos delictivos de esta
índole, sin embargo, hasta la mañana de hoy, la preocupación se mantiene, pues
algunas de las embarcaciones aún no arriban a puerto.
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