miércoles, 9 de diciembre de 2015

Piratas barren con motores y lanchas en alta mar.


Algunos fueron ubicados en otras lanchas, mientras las de ellos eran usurpadas por los antisociales.

Al menos cuatro lanchas de pescadores de la parroquia Tonchigüe, una de Esmeraldas y otra de Súa, fueron perjudicadas por el ataque de piratas en el transcurso del ayer martes mientras se encontraban en faenas de pesca en distintos sectores y a diferentes distancias de la orilla.

El primer reporte de los ataques se dio a eso de las 16:30 cuando, desde alta mar, uno de los pescadores tonchigüenses que, ayer tarde, había salido a sus diarias faenas, reportó que había encontrado a varios de sus compañeros agrupados en tres lanchas, pues algunos piratas les habían afectado de diferentes maneras.

Lo noticia generó alarma en la población tonchigüense y, como suele ocurrir en casos como estos, familiares de los afectados dieron parte a los miembros del Retén Naval, sin embargo no hubo respuesta inmediata por parte de los uniformados, aduciendo que no tenían lancha disponible y que comunicarían de la situación a sus superiores.

Encapuchados.

Mientras tanto, en la playa, la noche llegaba con la incertidumbre de esperar el grupo de los pescadores afectados que venían de alta mar, quienes arribaron, alrededor de los 19:30, ayudados por otras embarcaciones que optaron por regresarse una vez que les encontraron y se enteraron de lo ocurrido.

Uno de los afectados dijo que, él y su compañero, así como uno de sus hijos y su acompañante, en otra embarcación, ya habían emprendido el retorno, alrededor de las 15:00, hacia la orilla y como a 14 millas, una lancha impulsada por dos motores y con alrededor de 6 antisociales, encapuchados y con armas de grueso calibre, abordaron primeramente a la lancha de su vástago que se movilizaba un tanto más retrasada.

“Escuché que le hicieron un disparo y luego sometieron a mi hijo y a su acompañante. Como el motor no era muy bueno no se lo robaron, pero le quitaron la gasolina y la manguera y, luego, se dirigieron a mi embarcación y nos quietaron el motor, gasolina y celulares, dejándonos a la deriva”, comentó el humilde pescador.

Perjuicio.

Añadió que, poco después, los asaltantes, también sometieron otra embarcación más grande en la que andaban tres pescadores de la ciudad de Esmeraldas y cuya lancha era impulsada por dos motores de 75 caballos.

Allí obligaron a los tres pescadores a pasarse a la lancha de él, añadiendo que más temprano, ya habían asaltado a otra lancha de Tonchigüe, por lo que los antisociales, a esa hora, ya tenían en su poder, dos motores de 40 caballos lo que fueron ubicados en el interior de la lancha grande.

Luego de arrebatarles a los pescadores todo el combustible, las mangueras, celulares y otros objetos de valor, los piratas emprendieron la huida en la lancha que ellos iniciaron el ataque y en la de mayor tamaño con los dos motores que la impulsaban.

Los 9 pescadores perjudicados quedaron distribuidos en tres lanchas y aunque una mantuvo el motor, pues los piratas no se lo llevaron porque estaba viejo, no podían movilizarse porque estaban sin combustible.

Dijeron que quedaron a las deriva y pocos después les encontró una embarcación de Tonchigüe, cuyo motorista pudo comunicarse a tierra vía celular y dar la noticia, mientras pedía la ayuda de otros compañeros para movilizar las tres lanchas que se encontraban a la deriva.

Más perjudicados.

Los tres pescadores esmeraldeños llegaron hasta el puerto de Tonchigüe y horas más tarde se movilizaron, por vía terrestre, hasta la ciudad de Esmeraldas.

Y mientras aún no se salía del asombro de lo que le había ocurrido a estos hombres de mar, pasadas las 20:00, ingresó otra lancha de la parroquia Tonchigüe, en la que traía dos pescadores de Súa ý un motor de 75 caballos.

Estos últimos perjudicados informaron que fueron atacados por los piratas alrededor de las 17:00 y, aunque no se les robaron el motor, porque se lo observaba un tanto deteriorado, se le llevaron la lancha en la que ubicaron dos motores que, con seguridad, debieron haberse sustraído en otros ataques, pues la embarcación tenía la capacidad para utilizar dos motores para su impulso.

A tierra.

Dijeron que, de lo que pudieron observar, los antisociales andaban en 5 lanchas diferentes y, en el interior de ellas, un número considerable de motores.

Añadieron que felizmente a los pescadores de Súa los ubicaron, con su motor, en una embarcación de Tonchigüe, a la que tampoco se le llevaron la máquina y, una vez que los antisociales emprendieron la huida, ellos hicieron la forma de retornar a tierra con el poco combustible que les había quedado.

Los pescadores de la lancha de Tonchigüe dijeron que a ellos únicamente se les llevaron el GPS, una radio portátil y la manguera de paso de combustible. Luego adaptaron un pedacito de manguera con un galón de 6 litros y, así, pudieron llegar a la orilla.

Los pescadores de Súa, una vez que arribaron a Tonchigüe, fueron trasladados, junto a su motor, en una camioneta hasta su lugar de origen.

Indignación.

Lo ocurrido con los pescadores generó la indignación de la población tonchigüense, pues luego de más de dos horas de que habían puesto en conocimiento de los uniformados del Retén Naval, sobre lo que estaba aconteciendo en alta mar, los uniformados no se habían movilizados a realizar patrullaje alguno.

Un grupo de pescadores acudió hasta las instalaciones del Retén a exigir mayor acción de los uniformados y allí la única respuesta que se dio es que no tenían embarcación disponible para efectuar el operativo, añadiendo que, en Capitanía de Puerto ya conocían del asunto y que las lanchas rápidas estaban efectuando el trabajo hacia el norte de la provincia.

Varios ciudadanos criticaban el hecho de que los uniformados únicamente estaban para exigir que los pescadores cumplan con los permisos, pero cuando existían emergencias como las que estaban viviendo, nunca recibían la ayuda que en esos casos corresponde.

Preocupación continuaba.

Mientras tanto, varias familias de pescadores que habían salido en la tarde hacia alta mar, quedaban con la preocupación de lo que pudiese ocurrirle a sus seres queridos, pues el ataque de los piratas había iniciado en el día y se mantenía hasta la noche, sin la esperanza de un eficiente accionar de los miembros de la marina.


Se temía que en el trascurso de la noche del martes y en la madrugada de ayer miércoles se reportaran más hechos delictivos de esta índole, sin embargo, hasta la mañana de hoy, la preocupación se mantiene, pues algunas de las embarcaciones aún no arriban a puerto.

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