viernes, 29 de marzo de 2013

Creencias de Semana Santa tienden a desaparecer.


Los mitos y creencias de nuestros abuelos con ocasión de la Semana Santa van quedando en el olvido y, pocas son las personas que aún recuerdan los temores que tuvieron en su infancia cuando llegaba esta fecha, pues se abstenían de salir de casa para evitar encontrarse con algún animal diabólico o con alguna procesión de ánimas en pena.
 
Según remembranzas de personas de avanzada edad, cuando ellos eran niños les habían hecho creer que si se bañaban en el mar o en el río durante los días de Semana Santa, se convertirían en pescado. Sus padres, durante los días viernes, sábado y domingo de la Semana Mayor, como le denominaban, no trabajaban y dedicaban esos días a las adoraciones, rezos y plegarias dirigidas a Jesucristo, el Redentor del mundo.
 
Anteriormente tampoco se podía cortar árboles en el transcurso de la Semana Santa, porque se tenía la creencia que, de esa forma, se maltrataba a Jesucristo y además se creía que le salía sangre al árbol si le cortaban una rama, por muy pequeña que esta fuera.
 
Tampoco se podía practicar la pesca o la cacería y se contaban leyendas de personas que habían disparado contra algún animal y, pese a encontrar la sangre en el sitio donde se le había visto, el cuerpo no aparecía por ningún lado. También se decía que muchos que habían intentado ir de cacería en esas fechas, encontraba serpientes por doquier y ello les impedía realizar la actividad que pretendían hacer.
 
Por otro lado, según las versiones de nuestros abuelos, también se respetaba estrictamente la tradición de no comer carne y, en los hogares del campo, con anticipación se proveían de peces naturales o enlatados en gran cantidad para poder alimentarse durante toda la Semana Santa.
 
En todo caso, todas estas creencias y tradiciones han ido desapareciendo poco a poco y, en la actualidad, muchos consideran que esos mitos se crearon para que todos respetáramos la Semana en la que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, quien es considerado, por varias religiones, como el Redentor del mundo.
 

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