El afectado dice que ha sido
perjudicado en siete ocasiones.
La delincuencia parece no dar tregua a los
habitantes del recinto Same, pues el pasado domingo, en horas de la mañana, en
el barrio Nueva Esperanza, una vivienda que, en ese momento se encontraba sola,
fue violentada en una de sus ventanas y de su interior se sustrajeron algunos
objetos de valor.
El perjudicado, Antonio Campaña, quien es una
persona adulta mayor y que reside solo en la vivienda, dijo que el hecho se
consumó cuando él se encontraba en su lugar de trabajo, a plena luz del día y
mientras la mayoría de los habitantes acompañaban el cortejo fúnebre que
llevaba a su última morada a un menor asesinado en ese lugar.
“Se han entrado y se me han llevado todo. Un
cilindro de gas, un teléfono celular de 500 dólares, una laptop de 800 dólares,
sábanas, ropas y no sé qué más se me habrán sustraído”, manifestó con nostalgia
el humilde ciudadano.
Varias veces.
Reveló que esta no es la primera vez que le han
perjudicado, asegurando que son al menos siete ocasiones que ha padecido por
esta situación, pese a que ha ido aumentando las seguridades en su humilde
vivienda, los antisociales se dan modo para seguirle robando.
Dijo que en los anteriores perjuicios, por dos
ocasiones acudió a la policía y a la tenencia política y, aunque reconoció que
le visitaron para confirmar los hechos, las autoridades le dijeron que no
podían hacer nada más porque no había testigos que afirmaran quienes eran los
autores de los robos.
Dijo que él sí sabía quiénes le hacen estas
fechorías, pero no basta con su palabra, pues las autoridades siempre piden
pruebas y testigos.
Robos recurrentes.
Néstor Ojeda, dirigente del sector, confirmó que al
perjudicado le han robado varias veces y, además, reveló que eso ocurre en la
mayoría de las viviendas.
“Están al asecho y la gente no puede dejar su casa
sola. Si alguien se va tiene que dejar alguna vigilancia y esto ya se está tornando
sumamente preocupante, porque no es posible que aquí, en medio de tantas casas,
le roben a este humilde hombre”, comentó.
Reconoció que, en efecto, los autores de estos
hechos son jóvenes del mismo barrio y de otros sectores, pero de la misma
comunidad de Same.
Esta última afirmación también fue corroborada por
el habitante del sector Miguel Olivo e indicó que, el año anterior, uno de los
perjudicados perdió la cabeza y agredió a uno de los chicos que le estaban
robado y, por ello, quien fue a parar a la cárcel fue el perjudicado y no el
ladrón.
Drogadicción.
“Cosa que no podemos reclamar, porque si reclamamos
vanos a parar a la cárcel y las autoridades, siempre piden pruebas, testigos y
nadie quiere hablar por temor a represalias”, comentó.
Olivo también relevó que el sitio se ha convertido
en un centro de distribución y consumo de drogas, “aquí en la esquina, en
temporadas altas, hasta carros de millonarios amanecen aquí con sus ocupantes fumando
en su interior”, aseguró.
Comentó que la policía entra esporádicamente a
realizar patrullajes pero nada más, añadiendo que allí y, en algunos sectores
de la comunidad de Same, deben efectuar es un exhaustivo trabajo de
inteligencia para tratar de erradicar la venta y consumo ilegal de
estupefacientes.
Asamblea comunal.
Los constantes sucesos delictivos que llegaron a su
nivel máximo con el asesinato de un menor de 9 años de edad el último viernes,
provocó que el lunes se desarrolle una masiva asamblea comunal la comunidad de
Same, en la que estuvieron presentes las principales autoridades municipales y
parroquiales.
En la indicada reunión varios habitantes
intervinieron y mostraron su preocupación por el estado al que ha llegado la
población y pidieron mayor intervención de las autoridades para garantizar la
paz y tranquilidad de la población.
Entre las resoluciones adoptadas se acordó enviar
una comunicación a la Presidencia de la república, a través del Ministerio Coordinador de la Seguridad, para insistir de las autoridades competentes un mayor control
migratorio, las construcción de una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) en el sector,
la intervención permanente de la fuerza pública con patrullajes constantes en
la zona y asistencia social para las familias, niños y jóvenes del sector.
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