Todo parece indicar que el pequeño animalito buscó
refugio en este lugar, debido a que, por circunstancias que se desconocen,
sufrió una herida en una de sus aletas y, felizmente, se recupera con satisfacción.
Nadie sabe
exactamente cuando llegó, lo cierto es que hasta el fin de semana anterior
jugueteaba en la orilla entre las olas del mar y, a ratos, como que se cansaba
y buscaba cierta tranquilidad sobre cualquiera de las rocas que se encuentran
en el sector.
Era una foca, un
animalito que rara vez se ve en la costa
del continente ecuatoriano pero que estaba allí, en las playas del balneario de
Estero de Plátano, en la parroquia Galera del cantón Muisne.
La gente del pueblo
y los servidores turísticos, con cierto orgullo hacían correr la noticia de su
presencia a orillas del mar.
“Allá en la rocas, allí ella sube a asolearse.
Hace un ratito estaba allí pero como se acercaron unas personas ella se bajó y
ahora está bañando en el mar”, dijo un residente del lugar dirigiéndose a un
grupo de turistas que acababa de llegar hasta el sector del Malecón en la
mañana del sábado anterior.
Muchos de ellos
caminaron hacia la desembocadura del río y, en efecto, el espectáculo era
maravilloso. La marea estaba baja y ella, la foca, bañaba pasiblemente al
vaivén de las suaves olas que morían en la orilla de la enrocada playa. Al rato
se acercó lentamente hacia una de las rocas que se yerguen de entre las olas y,
así, perezosamente, subió a ella y se dejaba bañar por el sol. Alzaba la mirada
y como que observaba de uno a otro lado.
Un atrevido curioso
quiso verla más cerca y se acercó, quizás más allá de lo que ella quería y,
enseguida, se bajó nuevamente hacia las olas del mar y allí volvía a juguetear,
haciendo de las olas su cubierta, su protección.
Walther Quintero,
un servidor turístico del balneario, dijo que, de lo que él recuerda, es la
primera vez que llega una foca hasta la playa de ese lugar. “Si han llegado por
allá por Galera, pero por aquí no”, comentó el humilde ciudadano.
Dijo que al parecer
el atractivo animalito había arribado a estas costas por cuanto se encontraba
herido en una de sus aletas y, posiblemente, una vez que se recupere se aleje
nuevamente en busca de los suyos y su hábitat.
Una joven turista
que observaba el espectáculo, dijo que era recomendable que los habitantes y
visitantes no maltraten a la foca y que le den todo el cuidado del caso,
“incluso al ecosistema, porque si lo mantenemos limpio, posiblemente vengan
otro tipo de animales a esta playa”, señaló.
En todo caso, los
habitantes del sector sabían que, en efecto, debían darle todo el apoyo y
cariño a la foca, hasta que ella se recupere y, posiblemente, se aleje
nuevamente de ese lugar pero, obviamente, dejará un grato recuerdo en los
lugareños y en los turistas que tuvieron la suerte de apreciarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario