“Me voy a morir
mija. Cuídelos a José Manuel y a Johao (sus nietos), cuídese Usted”, fueron las
últimas palabras que pronunció Doña Lilian, dirigiéndose a su hija Pércide,
poco antes de que su vida se extinguiera en la mañana de ayer miércoles 16 de
abril, en un sector de la parroquia Calderón, Cantón Portoviejo, provincia de
Manabí.
Doña Lilian Teresa Torres
Veintimilla, una ciudadana que los últimos 40 de sus 90 años de vida, los vivió
en la parroquia Tonchigüe del cantón Atacames, falleció al cuidado de su hija
Pércide Micolta que, por situaciones de trabajo, hoy se encuentra residiendo en
el lugar donde su madre se despidió para siempre de ella.
La atribulada hija comenta que su madre
tenía ya dificultades para caminar y en la mañana del martes 15 de abril,
mientras se dirigía al baño de la vivienda, pierde el equilibrio y se cae de
sus propios pies. Señala que de inmediato dijo su madre que había sentido un
dolor en el vientre y la llevó hasta el Hospital Verdi Cevallos Valda de
Portoviejo, donde la atendieron y, ese mismo día, le dieron de alta
considerando que el caso no representaba mayor gravedad.
“Fue en la madrugada de ayer
(miércoles), cuando se despertó y dijo que sentía un dolor en el vientre,
asegurando que se iba a morir. Mientras me hablaba su voz se apagaba. Enseguida
la llevamos nuevamente al hospital como eso de las 7 de la mañana y allá los
médicos nos dicen que ya no hay nada que hacer, que ha fallecido”, explicó la
acongojada hija.
Agregó que, como ella trabaja con
servicio de alimentación con una empresa de la parroquia donde hoy reside, optó
por trasladar a su madre en la camioneta de su esposo, en la tarde del
miércoles, hasta la parroquia Tonchigüe donde está siendo velada en el
domicilio que fuera de la extinta, ubicado en el barrio Manila. Para hoy jueves
17 de abril, desde las 14:00, se oficiará la misa de cuerpo presente en la Iglesia
Virgen de Lourdes de esta localidad y, una vez culminado el rito religioso, sus
restos mortales serán trasladados hasta el cementerio general de esta misma
parroquia.
Doña Lilian, como se la conocía en
Tonchigüe, fue muy conocida y apreciada en esa población. Humildemente se
ganaba la vida vendiendo bocaditos y aperitivos como yapingachos, humitas y
tortillas de choclos que, mientras pudo, los recorría por las calles de esa localidad. Destacaba por su
aprecio al baile y era admirada por sus suaves y excelentes movimientos que,
pese a su edad, efectuaba al compás de la salsa, cumbia o merengue, los géneros
musicales que mejor dominaba ella en cualquier pista de baile.
Debemos señalar finalmente que, Doña
Lilian, en su paso por la vida, procreó 8 hijos: 4 varones y 4 mujeres, de los
cuales 3 varones han fallecido.
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