Luego de una penosa enfermedad que se le agudizó en poco menos de un
mes, en la noche de ayer lunes, en el Hospital Carlos Andrade Marín de la
ciudad de Quito, falleció el conocido dirigente tonchigüense, oriundo del recinto
Same, Ramón Alberto Lara Olivo, cuando frisaba los 46 años de edad, dejando una
estela de pesar y consternación, no sólo en sus familiares, sino en amigos y
allegados que tuvieron el placer de tratarlo y compartir con él a lo largo de
su activa vida dirigencial comunitaria.
La noticia de su
prematura muerte empezó a correr por las calles de la parroquia Tonchigüe y del
recinto que le vio nacer, en horas de la tarde de ayer mismo y, en la noche, en
un canal local, tomando como base las versiones de familiares confirmaron que, en
efecto, el joven dirigente había fallecido, no obstante, minutos más tarde
aclaraban que el infortunado ciudadano se mantenía con vida sujetado a aparatos
artificiales que le permitían sostenerse en este mundo, aunque los galenos ya
no daban esperanzas de que él continuará viviendo y estaban a la espera de la
autorización familiar para desconectarlo y pasar a lo irremediable.
Horas más tarde, quien
fuera la compañera de gran parte de su vida, Kerly Acuña, quien se encontraba
en la ciudad capital junto a él, confirmó que alrededor de las 23:30, Ramón
Lara Olivo, había emprendido el viaje sin retorno a la eternidad.
De lo que se conoce,
el infortunado dirigente comunitario, hace aproximadamente un mes, fue asilado
en el Hospital del IESS de Esmeraldas con gran parte de su cuerpo paralizado y,
él mismo, en su cuenta de la red social Facebook, comentó que el primer
diagnóstico que le habían indicado era que tenía el síndrome de Guillaín Barré,
que le produjo parálisis en el 60 % de
su cuerpo, particularmente en las extremidades inferiores.
En la mañana del lunes
10 de febrero, por lo delicado de su salud, los galenos lo derivaron hasta el
Hospital Carlos Andrade Marín de la ciudad de Quito y allá, según versiones de
sus familiares, el pronóstico médico fue más desalentador, pues le detectaron
un avanzado cáncer terminal en su interior que le había afectado también el
sistema óseo, por lo que las probabilidades de recuperación del infortunado
dirigente eran muy escasas y no se descartaba un prematuro desenlace fatal.
En efecto, en el marco
de su tratamiento, fue dado de alta del hospital y trasladado a casa de un
familiar en la ciudad de Quito, porque periódicamente debía asistir a la casa
asistencial para continuar con el procedimiento de su recuperación, no
obstante, en la mañana del lunes anterior, según se pudo conocer, mientras se
encontraba en la vivienda de su familiar, le provino un infarto cardiorrespiratorio
severo y, de inmediato, fue trasladado al hospital donde estaba siendo tratado.
Allí los galenos informaron que había caído en coma por efectos del infarto y
de una embolia pulmonar y, horas más tarde, la noticia de que era inminente el
desenlace fatal, pues solo vivía por los aparatos médicos conectados a él.
Mientras tanto, en
Tonchigüe y Same, había estupor, consternación e incertidumbre, luego de que se
conoció que el joven dirigente había fallecido antes del anochecer y, en las
redes sociales, empezaron a llover las notas de pesar y condolencia, más cuando
se aclaró que aún vivía, cadenas de oraciones se dejaron observar por parte de
los internautas que esperaban el milagro del Supremo Creador, no obstante,
seguramente por un justo mandato divino, Dios quiso llevarlo con Él y, hoy, con
toda seguridad, está gozando de la paz de la eternidad.
El cadáver de Ramón
Alberto Lara Olivo, está siendo trasladado hasta su natal recinto Same, a donde
tenía previsto llegar entre las 09:00 y 09:30 de hoy martes, para ser velado en
casa de sus familiares, ubicada en la vía principal, frente a Simón Pizza. Se
desprende que su sepelio se efectuará mañana miércoles, en una hora por confirmar, en el cementerio
general de la parroquia Tonchigüe.
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