Una desagradable sorpresa se llevó el Presidente de la Junta Parroquial de Tonchigüe, Julio Pinargote Ortiz, cuando el lunes, en horas de la mañana, al abrir la puerta principal de su oficina se percato que el acceso posterior había sido violentado, cuya primera impresión fue la de que habían robado al interior de la casa parroquial.
No obstante, luego de una revisión preliminar, con la Secretaria Tesorera, constataron que todo se encontraba en su lugar y, al parecer, nada había sido sustraído del interior del edificio parroquial.
La única y mayor afectación era la destrucción parcial de la puerta posterior de acceso a la oficina del Presidente y que conecta con la sala de sesiones, pues en la indicada puerta se observaba una oquedad de gran dimensión por donde, al parecer, el o los antisociales ingresaron la mano para abrir la puerta e ingresar a la oficina con intenciones que se desconocen, pues únicamente se observaban unas banderas que habían sido movidas, por lo demás todo parecía en orden.
La puerta, al parecer, habían intentado destruirla con un estilete pero, posteriormente, lo hicieron con un machete que habían tomado de otra oficina.
Se indicó que la casa parroquial tiene alarma y todo parece indicar que los funcionarios la dejaron desactivada el viernes en la tarde cuando abandonaron el lugar de trabajo, no obstante, no se descartaba el hecho de que la indicada alarma hubiese sido manipulada por el o los antisociales, pues el lunes pese a que la activaban no funcionaba para nada y se esperaba la llegada de los técnicos para confirmar o desechar esa hipótesis.
El Presidente de la Junta Parroquial, una vez repuesto de la sorpresa, dio aviso a las autoridades policiales de la localidad y un uniformado se acercó a auscultar la situación, revisando todas las instalaciones de la casa parroquial.
De la inspección realizada se desprendió que el o los antisociales ingresaron por una pequeña ventana de uno de los baños que quedan en el segundo piso de la casa parroquial, de cuyo lado queda un solar vacío, lo que facilitaba el acceso por ese lugar. La hipótesis era viable porque en el tanque de una de las tazas se observaba la huella clara de un pies descalzo, lo que indicaba que allí, al menos una persona, se había apoyado para ingresar o salir del edificio parroquial.
En todo caso, luego de la inspección realizada, el uniformado recomendó a la autoridad parroquial se traslade hasta la Policía Judicial de Atacames para que asentara la denuncia respectiva.
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