La mañana estaba
fría, triste. El sol se negaba a aparecer y cuando el reloj marcaba las 10:00
del martes 2 de septiembre del 2104, con el dolor que embarga en esos momentos,
sus familiares autorizaron que retiraran el cuerpo de la vivienda donde le velaron
y donde él residió la mayor parte de su vida. Así Don Berlin Benítez Vera,
empezaba el trayecto, a su última morada.
A él, en Tonchigüe le conocieron
como Don Míster. Era un pescador artesanal, actividad que la heredó de sus
padres, de sus ancestros y con la cual crio y educó a sus 11 hijos, los cuales
en ese momento le acompañaban, junto a la que fuera su esposa Doña Luz Barre y a
sus 14 hermanos que despedían al primero de los 15 que emprendía el viaje a la
eternidad, producto de una lamentable enfermedad que le había aquejado desde
hacía mucho tiempo y que le extinguió la vida al mediodía del domingo anterior.
Primero le llevaron a la iglesia
católica de la localidad. En hombros iba. Delante un vehículo con un alto
parlante emitiendo músicas de aquellas que hacen alusión a la despedida de un
ser querido y, detrás, sus familiares, sus vecinos, sus amigos y gran parte del
pueblo al que llegó a residir allá por
la década de los 60 del año anterior.
Luego del ritual religioso efectuado
en la iglesia, en la misa forma, le trasladaron hasta el cementerio general de
la localidad y, allí, de entre la muchedumbre, un discurso fúnebre se dejó
escuchar de voz de uno los moradores de la comunidad, discurso en el que se fue
relatando gran parte de la vida de Don Míster y un agradecimiento por parte de
sus hijos, esposa y familiares, por las muestras de solidaridad que habían
recibido en esos duros momentos.
De inmediato, un intenso silencio y
el día seguía triste, muy calmado, como despidiendo a Míster con la mirada baja. El cuerpo yacía inerte en el
interior de sarcófago, mientras sus hijos y hermanos le veían por última vez.
Algunos de ellos no podían contenerse y el llanto fluía como suele ocurrir en
circunstancias como estas, pero ya no había nada más que hacer.
Al final, las desgarradoras escenas
de dolor cuando decidieron ubicarle en el fondo de la fría bóveda donde ahora
descansa el cuerpo de quien fue uno de los pioneros de la pesca artesanal de la
parroquia Tonchigüe. Murió y desapareció el cuerpo pero, con toda seguridad,
los recuerdos de Don Míster se mantendrán vivos por la eternidad en la memoria
de sus seres queridos y de todos aquellos que tuvieron el placer de conocerle.
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