“Con un gran dolor de mi alma, tengo noticias y casi pruebas de que vuestras calles se llenan de jóvenes y adultos que han contraído el vicio de las drogas”, fue un fragmento textual del Obispo de Esmeraldas, Eugenio Arellano Fernández, durante el mensaje otorgado a cientos de feligreses que se dieron cita a la Iglesia Virgen de Lourdes de la parroquia Tonchigüe, donde el prelado ofició una misa en su visita pastoral efectuada el miércoles anterior.
Lo manifestado lo dijo luego de una introducción en la que hizo hincapié sobre la importancia de la unión familiar, añadiendo que también las familias, cuando se resquebrajan, son fáciles presas del vicio de la drogadicción.
Por ello imploró a los feligreses que juntos cambien la historia que, a su criterio, se está viviendo en Tonchigüe. "¿Cómo lo podemos hacer?.. Denunciando aquellas casas de vecinos que sabemos que venden drogas. ¡Dejen el miedo!... Hay teléfonos que no tienen que decir quiénes son (Ustedes). Pueden refugiarse en el anonimato”, explicó.
“Madres de familias escúchenme bien: Ustedes con las uñas y con los dientes tienen que defender a sus hijos. Sus hijos son muchachitos que todavía no distinguen el bien del mal y encuentran gente que les proponen vicios, sobre todo si mamá y papá tienen un poquito de dinero”, añadió el Obispo.
Luego indicó que frenar el monstruo de las drogas no es tarea únicamente de la policía. “Esto es tarea de papá y mamá. Esto es tarea de los líderes locales. Nosotros podemos ayudar a todos los que representan la ley”, indicó.
Posteriormente habló del respeto en la familia y la importancia de dar ejemplo a los hijos para hacerlos útiles a la sociedad, palabras con las que buscaba motivar a la totalidad de los feligreses que, en gran número, coparon todo el espacio del templo católico con ocasión de su visita a esa productiva parroquia atacameña.
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