El aguaje que se vivió en los últimos días en las costas ecuatorianas, si bien obligó a los pescadores tonchigüenses a poner mayor seguridad en sus embarcaciones que se encuentran acoderadas a lo largo de la playa de la cabecera parroquial, no tuvo la magnitud de anteriores ocasiones y, por ello, la actividad pesquera se desarrolló con normalidad en esta localidad.
Durante los últimos días se notó un incremento considerable del agua, se entiende, producto del aguaje normal, no obstante, las olas por no ser de gran magnitud, no azotaron mayormente las costas de esta parroquia, prueba de ello es que en el área de pesca, las embarcaciones permanecieron en zona de playa y no se obstaculizó la calle del Malecón, como ha ocurrido en anteriores ocasiones, cuando los oleajes han sido mucho más fuerte y las embarcaciones deben ser ubicadas en la arteria indicada.
Donde se debió ocupar una parte del Malecón, aunque no en su totalidad, es un tramo de aproximadamente 80 metros que se encuentra desprotegido, diagonal al Retén Naval, allí se observaban las embarcaciones acoderadas en parte de la arteria y la playa.
Algunos propietarios de sus lanchas, mucho más cautos y precavidos, optaban por amarrar a sus embarcaciones para evitar que, en caso de un oleaje fuerte inesperado, éstas sean arrastradas mar adentro por la fuerza del océano.
Y mientras en el área de pesca se vivía el aguaje con cierta cautela, en el área de bañistas se notaba un azote mucho mayor de las olas durante la pleamar o marea alta, pues allí las olas azotaban el muro contención del Malecón escénico, pero a diferencia de anteriores ocasiones, en esta oportunidad, no se anegó la arteria del Malecón, como si ha ocurrido en otros aguajes y oleajes considerados fuertes.
En todo caso los oleajes en Tonchigüe no causaron mayores efectos, contribuyendo para ello, el muro de contención que se construyó a finales del año anterior en el área de bañistas, pues esa infraestructura minimiza los efectos del golpe de las olas en las costas de nuestra parroquia.
Mientras tanto, los pescadores, continuaron con sus faenas diarias y se lanzaban a la mar, con cierta precaución, en medio de algunas olas que de vez en cuando se levantaban con regular intensidad, pero que no alcanzaban a impedir que los intrépidos hombres de mar se adentren en el océano a buscar el sustento diario para ellos y sus familias.
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